16/2/14

Bárbara y Dick - Hombrecito.

Buenas noches mis cófrades, hoy les traigo algo de pop bueno para entretener a la juventud sana y estudiante: Bárbara y Dick. Sí amigos, un hermoso Ep de un duo bastante irregular y extraño que, de seguro sin querer y al día de hoy muy arrepentidos; influenciaron para que después aparecieran Los Pimpinela, los Parchís y Menudo. Pero bueno, uno puede ser artífice de su destino, no del de otro, ni siquiera si nos toman de ejemplo y nos imitan. A mí me ha pasado muchas veces. Ambas cosas: he imitado y me han imitado.
En lo primero siempre he sido desprolijo y evidente, por eso he tenido que reconocerlo y pedirle perdón a los plagiados. Pero no entienden que yo siento orgullo de llevar sus señas, que me justifico en este mundo para propagar lo que otros – con talento y mollera, creo yo – hacen. De ahí mis blog, infinitos como la culpa y la desidia.
Pero bueno, todo eso no nos importa ¿Verdad? Todo lo que importa es que les traigo más rock, porque no está para nada mal el Ep que les ofrezco. Destaca, en especial, Hombrecito y Sunny. Aunque de seguro los menos familiarizados con esta música degustarán primero Soplando en el viento.
Bueno les cuento algunas curiosidades del disco así lo mascan con mayor placer.
Hombrecito se grabó primero en portugués, al grabarlo en castellano, endulzaron y alivianaron la letra por la censura.
El disco data de 1968, periodo de efervescencia creativa en el rock argentino y latino: al mismo momento están en actividad Los Blue`s Men, The Knacks, Los Bulldogs y Los Gatos grabando discos que, aun hoy, están entre lo más salvaje y loco que se ha grabado en el país.   
Bien mis bróders, me retiro. Así rápido y fugaz como vine. Dejó por allá, en The Day The World Fried My Brain mi amigo el laureado Pablo Doti una excelente novela de Stephen King, visiten y denle mis respetos. Acá les dejo a Bárbara y Dick.

¡¡ Vermut, papa fritas y Good Show!!

2/2/14

Los Grillos - Vol I (1968)

Buenas noches amigos. El día 29 de Enero mi blog cumplió años. Cinco en esta ocasión. Resulta inevitable pensar cómo se ha mantenido.
Pronto resuelvo que ustedes son la causa: pasan tanto por acá – así como aves de rapiña en pos de la carne muerta que les ofrezco -  que me hacen funcional a blogger. Por eso no me cierran.
Gracias amigos. Gracias por dejarme creer.
Obvio que traigo “algo” para festejar, “algo” amargo y gomoso como sé que les gusta. Algo potente porque te levanta pero también peligroso porque te abraza fuerte como vicio instaurado. Les hablo de Los Grillos, chicos. La mítica y legendaria banda de Bolivia que mixturó, en los primeros setentas, el rock progresivo y ácido con la instrumentación andina, tan propia de nosotros, los que vivimos al borde en el cordón rocoso.
Historiemos:
Los Grillos se formaron en 1967. Como todos en el mundo querían sonar como The Beatles o The Rolling Stones. Por eso empezaron con covers.  En este disquito que les ofrezco hoy, en esta pequeña gema, van a encontrar cuatro hermosas versiones. La mayor curiosidad, por lo menos a quienes no están familiarizados con el garaje punk, es “Has pasado a la historia”, que no es otra que la clásica “Out of time” de The Rolling Stones. No obstante, las más lindas para mí, son  “La tarara” y “El desengaño”.
Los Grillos son una banda interesante porque empiezan en el garaje punk y, a  fuerza de experimentación y curiosidad, devienen en una banda progresiva, de folk sicodélico cuyos símiles más cercanos son los chilenos Jaivas o los argentinos Malón (no el grupo pedorro de heavy, no me ofendan por favor, me refiero a la banda del setenta).
No sé si fue casualidad, no sé si fue intencional, ya no sé. Pero fundé Garagelatino el 29 de Enero de 2009. La fecha coincide con el cumpleaños de mi mamá. Ese día, de ese año ella hubiese cumplido 61 años. Pero mi mamá se murió en 1997. Así es que ese día fue otro aniversario de lo que ya no es, aunque permanece aquí. Y es de eso de lo que quiero hablar, de cómo – de algún modo, aunque mal no sea una relación forzada y maquinada por mi afiebrada imaginación – fue que ese día, tratando de esquivar el recuerdo o festejando una existencia que tanto me marcó; inauguré Garagelatino y una puerta que creía vedada se abrió.
Más allá del hecho obvio de que solo es un blog, de que solo vale como lugar de referencia para el garaje latinoamericano y solo para algunos melómanos borrachos y drogones; para mí Garagelatino significa mucho. Primero que nada porque me animó a escribir (con todo el temor que conlleva exponerse a la mirada del otro) y, luego – cuando las palmadas en el hombro llegaron, cuando ustedes me dijeron que sí, que les caía relativamente bien lo que digo/escribo – entender que sí se puede, que todo consiste en “HACER”. De repente me vi animado a escribir cuentos y poemas y, lo más loco, me encontré publicando algunas de esas cosas. Y entendí de qué hablaba mi mamá cuando me decía que en la vida hay que hacer.
Y es así porque fue ella quien me enseñó a amar el arte en general y la literatura en particular. De ahí lo simbólico de que todo haya empezado el día de su cumple.
Ella nunca me dijo lee esto o escuchá aquello, no amigos. Cuando era chico la veía siempre leer libros, revistas y textos varios. Las mañanas eran de música. Música de todo tipo, porque ponía a The Beatles, Sol y Lluvia, la Negra Sosa y cualquier melodía que, de una u otra forma escupiera en la cara del sistema. Recuerdo también que siempre dejaba la revista HUMOR a los pies de la cama o en el baño, luego, cuando yo entraba, me deleitaba largos ratos leyendo textos que en su momento no entendí pero que después, cuando tuve ciertos criterios y dogmas de conducta; comprendí cuánto habían incidido en mí.
Siempre he estado y estoy muy orgulloso de la madre que tengo. Aunque ya no está acá conmigo, aunque la ausencia sea profunda, dolorosa y constante. Estoy eternamente agradecido de su voz, de su amor y de su carisma porque en 18 años – tan poco estuvo conmigo – me enseñó de la libertad, me enseñó del amor al prójimo y me mostró que vivir de rodillas no es trabajar para este o aquel, no, vivir de rodillas es traicionarse
a uno mismo y no hacer lo que queremos hacer.
Escribir esto me sume en lágrimas, me trae recuerdos, me patea el alma porque es de nuevo evocar una presencia que es ausencia. De 17 años amigos. 17 años que no veo a mi mamá. 17 años que no digo “Mamá”. A veces trato de articular la palabra en voz alta, a veces trato de pensar que está acá y que me va a venir a recibir cuando llegue pero no, solo es silencio, solo es una palabra que se me atora en la garganta y me duele.  
Me fui. Perdón. Les quería hablar de esa relación que percibo, ese símbolo que construyo y que dice que de algún modo mi mamá me dio ese empujón que necesitaba para salir de la sombra, ese símbolo que levanto como una pared que me guarece del hambre y del frío, de los golpes y del destino que se empeñaron en hacerme creer que no podía, que no era para mí. Y ella, rebelde como siempre, contestataria por antonomasia me dijo: “Vos podés hacer lo que quieras hijo, solo tenés que hacerlo”. Y yo trato mamá, trato como me enseñaste.

Acá está: Los Grillos.   
Gracias al gran maestro Wilmer porque todo el rock boliche que tengo se lo debe a él y, en consecuencia, ustedes también.