Hola estimados. Hoy vuelvo con una banda de garage y R`n`R
en la mejor tradición del Perú sesentero. Sí señor, hoy les presento a Los
Fannings, una oscura y olvidada banda de los márgenes: No había conocido nada
de estos muchachos hasta que Tessa los publicó en su ya imprescindible blog
Cosas Mías. Mucho hay que agradecer a la gente que comparte sin cobrar ni pedir. Conocí, de
este modo, una banda urgente y de ritmos veloces que tan bien viene en este día de subrepticia locura y
rabia. Les cuento mis bróders: resulta que Wirtis tiene un perro. Mestizo y
callejero que un día encontramos tirado con Emma. El bicho en cuestión es
bastante bobo y huevón. También grandote y con una cresta (¡por supuesto si es
mi perro!) que nace de dos remolinos en
las cervicales y le atraviesa el lomo. Un lindo guacho. Ahí les dejo una foto ( Las patitas hippies y de alpargatas atrás son mías, la pierna bella y torneada es Emma.) de mi perro. Bien, la cuestión es que hace poco tiempo se
mudaron unos vecinos al lado, pero al lado, al lado, pegado a mi casa. Todo
bien con los locos. Hacen pan y tienen una linda familia. Con ellos, desde tres
domingos atrás, apareció suelto por las calles del barrio un perro de cara
aplastada y cuerpo anabólico, un bóxer careta y oligarca; que, sin calma y con rabia, atacó a mi perro.
Por suerte, Greco (que así se llama mi canino) se defendió a puro huevo y
actitud. Pero claro, Greco está maduro y no es ávido a las peleas. En cada una
de esas riñas se encontraba vuestro servidor en el medio. Y en cada una de
ellas me las vi en aprietos graves y de reparo por la furia del boxer ortiva.
La primera vez estaba completamente solo y no supe bien de quién era el perro.
Así es que me comí el garrón y volví a casa con Greco magullado y lastimado. La
segunda estaba con Emma, a punto de irnos a un cumpleaños y apareció el perro
cabrón este. De una se le vino a mi perro y se pelearon. Fue tanto el lío que
hicimos para separarlos que, al fin, el dueño salió. Nos dijo que el choco se
le escapaba y no hacía caso. Todo bien, dijimos nosotros. Esas cosas pasan.
Greco tampoco es muy obediente que digamos. No
obstante hoy volvimos a salir.
Greco me tenía hinchadas las pelotas pidiendo salir (viene hasta acá, donde
estoy ahora escribiéndoles esta entrada, encastra su cabeza entre mi brazo y mi
regazo, mueve la cola, resopla y levanta los ojos consciente de que sé qué
quiere) por eso, con Emma, decidimos darle gusto. Para
evitar problemas lo sacamos atado. Dimos una vuelta a la manzana y, cuando volvíamos
por la esquina, apareció el bóxer pedorro de nuevo. Y se le vino al Greco. De
una. Y se le tiró encima. Lo atacó. Otra vez. Pero claro, era distinta porque
ahí estaba el dueño. Le llamamos para que me ayudara a separarlos ¿Quién mejor
que el dueño para llevarse a su perro y cagarlo a palos (como hago yo con el
mío) por bardero y pelotudo? Y ahí entendí por qué el perro es un boludo
iracundo sin control: El dueño, viendo desde la puerta de su casa que Emma, yo y otra vecina (solidaria y buena
gente) estábamos haciendo lo imposible para separarlos; se hizo el choto como
si no le concerniese. Como empecé a gritarle que viniera a buscar a su perro,
que para algo era el dueño; vino. Le dije: “agarralo” Mientras yo sacaba al Greco
y ¿saben qué me contestó el muy maricón? “Qué querés que me muerdan” Qué, dije
yo, el perro es tuyo y tenés miedo que te muerda, pedazo de infeliz. Entonces
ese animal es un peligro. No puede andar suelto. Y así es mis amigos. Uno tiene
que hacerse cargo de lo suyo y de lo que provoca. Si no ¿Cómo es? Dejo al perro
en la calle, que mate a otro y yo me hago el pelotudo, el que no sabía. O lo que
es peor: ¿Sos un pedazo de cagón de mierda que tiene semejante perro para
aparentar lo que te falta en testículos? La puta que te parió. Porque
yo sí
metí la mano y la pata y todo las tres veces que me tocó separar a los perros.
Al perro de mierda careta y concheto que tenés vos y que es el que arma
quilombo. Ahora, resulta que vos le tenés miedo… ¿Y para qué carajo tenés ese
bicho si no lo podés criar? Porque la onda es esa bróder. Mi perro es un
boludo. Porque molesta a los perros de toda la cuadra, lo sé. Cada vez que voy
a comprar puchos les ladra por atrás del portón. Y cuando están afuera corre a
esconderse atrás mío. Pero nada más. No es un sicópata. Además no soy un marica
que le tiene miedo: si se llega a mandar una sabe que lo reviento a palos.
Porque, aunque suene ofensivo o discuerden los defensores extremistas de los
animales, Greco es un perro. Al cual adoramos y amamos de corazón. Tanto es así
que vive dentro de casa con nosotros (en este momento está sentado al lado de
mi silla) calentito en invierno, fresco en verano. Con abundante agua y su
dosis diaria de T4 (mi perro es hipotiroideo, bróders, debo darle 1 mm por día,
sino su corazón late lento y puede morir) pero es
un perro. No mi hijo ni nada.
Su lugar es ese. Y cuando muera lo voy a llorar. Porque es tan buen perro. Pero
si al otro día encuentro otro tirado en la calle, hambreado y con frío, lo voy
a traer a casa. Sin culpas ni melodramas
tontos. Que voy a estar bien por cambiarle la vida a otro bichito que si no
moriría. Pero nunca voy a pagar por un bicho. Que se adoptan, no se compran. Toda
una catarsis esta entrada, como ven, y es que estoy asado. Porque nada peor que
las personas que no se hacen cargo. Nada me molesta más que las ratas inmundas
que se esconden y no dan la cara cuando corresponde. Por eso les dejo esta banda Los Fanning`s. Con ritmos apurados y urgentes. Antes de irme, desde garagelatino, le
mando un mega abrazo al bróder Wilmer que hoy está cumpliendo años: a tu salud
amigo y también a Tessa que nos compartió por primera vez esta fantástica
banda.
