Pero no es de mí de quién vengo a hablar (y lo pongo
entre paréntesis porque es una pregunta indirecta, como quien dice) sino de
otro tema más que muy distinto. Y es del compilado antológico que les comparto
hoy. Porque no es, a diferencia de todos los otros; una antología hecha a
troche y a moche de forma antojadiza y aleatoria que solo busca divertir los
wirtianos oídos. No mis amigos. Dista tanto de ahí que ni me animo a explicar.
Pero lo haré.
El disco que hoy les traigo versa sobre un leit motiv
antiquo y necesario para entender esto del garaje punk: el Fuzz. Y dos valores
de inmediato acuden a mi cabeza: el histórico y el didáctico. Porque este
compilado alardea de ambos valores, amigos. Es una obra histórica en tanto
antología descriptiva de lo que la distorsión “fuzz” sonó; es una pieza
didáctica en tanto pretende funcionar como ejemplo de qué es el garaje rock.
Este post simboliza también un retorno agraciado porque
he recuperado – al fin – mi maldito Photoshop que tantas tapitas me permitía
hacer y que tanto extrañé luego de formatear y perder tantísimos programas y
datas.

Bueno amigos, me voy. Más adelante volveré. No sé cuándo,
la verdad. No creo que resuba los discos caídos – ya sé me odian infinito por
esto – porque es mucho más trabajo del que ya tengo. Tal vez, la moraleja,
podría ser que aprovechen los discos mientras están. Y, si se copan y son buena
gente de verdad; vuelvan a subirlos. Vuelvan a compartirlos como hice una vez
yo. Acá se los dejo: VA – El Fuzz. ¡Saludos mis buenos amigos y hasta chau!