Buenas noches estimados.
Vuelvo, una vez más junto a ustedes. Para compartir un disco raro. Codiciado
también. Una de esas perlas inasibles.
Y en este blog no nos
parece mal que la gente atesore objetos que, por una variable u otra,
enviste un carácter especial. Apoyamos eso. No obstante sí es ridículo y de lastragarcha no difundir ni compartir el contenido simbólico del objeto.
enviste un carácter especial. Apoyamos eso. No obstante sí es ridículo y de lastragarcha no difundir ni compartir el contenido simbólico del objeto.
A ver, para que sea más
claro nuestro discurso – siempre enredado y lleno de absurdos matices – vamos a
representar la idea mediante el caso puntual de la música:
Genial conservar los
discos atesorados como bases de la memoria. No obstante por qué no ripearlos y
dejarlos circular libres por la red. Con el único límite de regir el “copyright”
de forma similar a los textos. Es decir, los derechos tendrían un tiempo de
caducidad. Luego serían de toda la humanidad. Para que la cultura sea para
todos y de todos.
Tal vez, en Garagelatino
somos unos utópicos, lo sabemos. No obstante en este apretado mundo de horarios
y compromisos quedan tipos que, burlando todo rigor social, quebrando los
dogmas más férreos de la sociedad actual (ese de que lo que es mío es mío y de
nadie más ¿Te acordás?); comparten sin más, por el mero placer que significa la
calma del que sabe dar. Sí amigos, la gente que comparte duerme mejor. Y
nosotros tenemos la suerte de tener a un tipo como Gustavo Zamora que comparte
y comparte. Porque sí, para que se conozca y se difunda. Sin más pretensiones. Lo
mismo hace el chabón con su blog: se manda unas excelentes y documentadas reseñas
con el único afán de que vos, purrete, sepas un poco más de rock and roll. Por
eso este reconocimiento público y uno de los discos que él me compartió: Los CambridgeStone, una tremenda joya compleja de hallar. Acá está Los Cambridge Stones, para ustedes
purretes, de parte de un tipo que vive para el arte: Gustavo Zamora. Gracias Bró.