Otra vez por acá amigos. Como siempre.
Hoy les traigo el primer disco de La Joven Guardia. Aquí apareció ese clásico de clásicos que es El extraño de pelo largo. Canción
inmortal que, si reviso a la luz de mis estados víctimas del tiempo; me pareció
desde los más cursi y horrible a una de las piezas beat latinas más importantes
de siempre. Pieza ineludible en cualquier antología Beat.
La
Joven Guardia compuso este hit que los estableció en la historia. Pero también los confinó al ostracismo. Porque
nunca pudieron volver a reproducir el éxito. Aunque trataron. Lamentablemente
trataron. Y digo así, tan feo y con
semejante adjetivo porque los músicos quedaron estigmatizados en la historia
del rock como una banda complaciente, que solo quería ganar dinerillo con la
música. Prueba fehaciente – argumentan los pankekes de siempre – es el hecho de
que hayan compuesto un par de malas copias – autoplagio, dicen la crítica – de “El extraño…”. Y tal vez tengan razón. No
obstante voy a exponer dos motivos que me inclinan a opinar distinto.
La banda tiene una clara influencia a la movida
brasilera, el nombre remite a “La joven
guarda”, nombre que designó la
movida surf, garagera y punk del sesenta en Brasil. Sabemos que los brasileros
fueron de los grandes productores en cuanto al movimiento del rock se refiere
porque aportaron una impronta particular. Y La Joven Guarda toma referencias de ahí, dotando a su música
de sabores distintos al común de la época.
El segundo argumento es que la banda proponía temas de mixturas diversas dentro de sus
composiciones. De hecho, en este disco van a encontrar piezas que lindan la
sicodelia, algunos temas con excelentes arreglos de guitarras y, en general;
muy buenas letras.
Entonces vale la pena conocer de estos chicos que
quedaron atrapados allá en el sesenta, condenados por un hit. Que, si bien lo
miramos y lo proponemos con perspectivas de trascendencia; La Joven Guardia
logró mucho más de lo que yo alguna vez. No obstante, los imbéciles, los que todo lo
critican porque nada tienen, los que solo saben de romper y no de armar; los
desfenestran. Vayanse a la mierda entonces, amigos, de mi blog. Acá valoramos a
los artistas, admiramos al que hace. Así sea en el altillo de su casa.
Van a tener que disculpar mi escritura atropellada y, de
seguro, equívoca de hoy. Pero estoy algo borracho, cansado y demasiado
confundido para pensar qué decir, ni les digo si me preocupo por el cómo. Por
eso confío en vuestro buen tino, en vuestro amor y comprensión a este, un
servidor y amigo, el Wirtis. Me despido, les dejo sí, este bello documento de
lo que fue La Joven Guardia.